La Ferrer en el Centro Cultural Kirchner, Baires, octubre 2019.
Algo antes de empezar:
Este texto iniciaba con un tono más triste y negativo; el año me dolió bastante. Decidí que tenemos mucho de eso todos los días; las noticias (a las cuales me dedico) nos embarran en su mayoría de los actos infames, de dolores y escozores que otros cometen y que no merecemos para el alma. Este resumen de año se basará sólo en las cosas positivas que me ocurrieron.
¿Por qué cambié el rumbo? Por dos razones: 1) Diciembre giró mi brújula hacia una visión más diáfana del mundo y se llenó de un candor inesperado. 2) Porque va dedicado a Pinky. Mi borreguito hermoso, tu partida me pegó en lo más hondo, pero me ayudó a sacar más luz y valentía. Tú me amaste y yo a tí y ambas queríamos lo mejor. Por eso mis palabras van hacia tu cielo y tus preciosos ojos.
Y bueno, aquí vamos con el resumen de este año lleno de ensayo-error-aprendizaje.
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El petricor es una de las palabras que más me gustan del mundo; hace referencia al olor a tierra mojada. Los aspectos naturales son los que más aprecio.
Cuando mi mente está perdida y mi ánimo por los suelos, una caminata, el agua de la alberca y sentir mi cuerpo de forma más consciente, acariciar a mis perras, la lluvia y mirar al cielo me regresan a lo que importa: mi corazón.
Si tuviese que calificar lo bello de 2019, olería al pastito después de llover. Hubo mucha agua en mi vida, pero eso regó el terreno para que exista un cultivo y cosecha más estable, sobre todo en el aspecto emocional.
Terminé mi diplomado de periodismo en el Tecnológico de Monterrey, donde jamás imaginé estudiar dadas mis viejas limitaciones económicas. Conocí gente divina y aprendí muchísimo sobre lo que hago y amo. Concluirlo con buenas notas y plena fue un gran logro.
Otro punto importante fue hacer, por fin, el examen para la certificación de catalán. Mi amiga, maestra y cómplice, mi Nuria, me ayudó a lograrlo. Sin ella no hubiese superado mis miedos, mi inseguridad. Bonica, t'estimo MOLTÍSSIM! Serrat amb tu són del millor del meu camí.
Me enfrenté peor a mí. Más la terapia que cada semana tomo, me metí a un taller donde trabajé con mis miedos, las imposiciones sociales y con mis raíces. La ganancia fue destapar esa cañería llena de basura y sacar algo más dulce, dar amor con más detalle y más cuidado no sólo a los demás, sino a mí misma.
Comprendí de dónde saqué actitudes, me enorgullecí de mi linaje y me despedí de lo que no deseo. Muy bonito.
Cumplí algunos sueños... y años. Entrevisté a Fito Páez, uno de mis ídolos y un casi dios en mi educación emocional. Para explicar parte de mi vida, hay que hablar de él. (Busquen esto en El Financiero web, jaja).
Me metí a nadar después de más de seis años de no hacerlo y, simplemente estar en el agua, me hace feliz. A eso le sumo que me hace dormir mejor y ser delgada. Aquí va un agradecimiento a mi nutrióloga. Bren, gracias por ser un Sol, una niña increíble y más que una profesional, una amiga. Una gran parte de que me sienta mejor conmigo misma es por tu ayuda.
Me hicieron una endodoncia y no salí llorando; me dijeron que me tienen que hacer una cirugía dental y lo tomé con calma. Se me va quitando poco a poco el miedo a los dentistas. Pau, eres una mujer y mamá genial. Gracias por entender mis terrores y ponerme las listas de música más raras del mundo. Coincido en que lo mejor que ha hecho Carlos Ponce es ser guapo.
Le puse un límite a todo. A la gente y sus actitudes groseras, incluyendo su impuntualidad, a algunos de mis pensamientos negativos, a lo que no me aportaba o me hacía sentir sola.
Me he ganado todo tipo de calificativos y, sinceramente, no me importa. Mientras mi alma esté en paz y los míos estén bien... soy la más feliz. Amo esta versión que se pule todos los días como mejor puede.
Viajé algunas veces. En el más largo, se me pegó la gana pasar sola mi cumpleaños en la tierra del tango, las calles azules, la furia y el hermoso dulce de leche: Argentina. Jamás me he sentido tan yo como a partir de ese instante; qué bendición es aventar todo por la borda, en mi caso, al Río de la Plata, y arrancar una etapa biológica y mental diferente.
Me enamoré perdidamente de Buenos Aires; me dio lo que me urgía tener: LIBERTAD, CARIÑO, EMOCIÓN POR LO DESCONOCIDO Y PAZ. Poco me importó haberme sangrado los pies por tanto caminar, los moretones en las piernas, que haya puesto el aire frío en una noche heladísima porque no sabía cuál era el botón correcto, gastar a lo loco y subir de peso en esa etapa. La volvería a vivir una y otra vez.
Doy mi alma por estar donde nadie sabe de mí, pero donde yo soy parte de todos (como cantaba Cerati).
Me dejé querer. Mis amigos y gente querida, algunos nuevos, me jalaron a todos lados para quitarme esa carita de moco que me invadió poco antes de mis 28.
Cine, comida, teatros, regalos, mensajes, canciones, memes, stickers chistosos, abrazos... no tengo con qué pagarles más que con mi cariño inmenso. Fueron mi soporte y mi remanso de apapachos.
Me alegré más de los avances ajenos, de todos los que quiero. Me sacaron sendas sonrisas al enterarme de embarazos, bodas, nuevos proyectos. Gracias por compartir la vida conmigo.
Me abrí a otro tipo de música (¡LA ROSALÍA!), acepté más comentarios que me hicieran crecer, agarré el hobbie de tomar fotos de flores y averiguar qué son y si tienen algún propósito en la vida más allá que ser hermosas (hacer un doctorado, por ejemplo, JAJAJAJA).
Volví a leer y ver muchísimas películas. Gracias a quienes aportaron a estos vicios que agravan mi astigmatismo, pero que me hacen soñar; ustedes échenle que yo me encargo de poner a andar mi unicornio volador.
¡Conocí a alguien! Y de la manera menos ortodoxa, más inesperada y rara; sólo sé que ese té hizo algo en el ambiente. No olvides que de vez en cuando la vida toma contigo café. Gracias por haber avanzado con una estrategia muy ingeniosa, muchacho alto y apasionado por aprender. Nada mal, nada mal... Que todo, sea lo que sea, resulte bien.
Esta vez no quiero hablar de lo que espero para el próximo año. Estoy disfrutando lo que tengo ahorita y que me estés leyendo; tengo los pies en la tierra y me lleno del petricor que está a mi alrededor.
Deseo que tengas un bellísimo 2020 donde te ames y te abras a conocerte y conocer a los demás. Drogas y unicornios para tí.
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