Llevo más de tres meses y medio reconociéndome. Cada día me gusto más y soy muy feliz con cada progreso y persona que llega a mi vida. Sin embargo, algo dentro de mi se movió anoche; las cuerdas de una guitarra, la caja de percusiones e instrumentos de son jarocho tiraron, como diría Páez, "mi cable a tierra". Nunca había visto a Jorge Drexler en vivo, aunque sigo su carrera desde la pubertad. Entrar al Metropolitan fue como estar en casa y comer tu platillo favorito. Los espectadores estábamos dentro de su guitarra ; veíamos acostados las seis cuerdas y todo lo que pasaba afuera de la "boca" del instrumento. Drexler tiene el poder de hacerte imaginar eso y más. Es un médico culto, sensible y con un ritmo que, si bien puede hacerte bailar, también le da remanso a tu alma. En su presentación , el también actor (es una caja de sorpresas) detuvo las Horas para darnos Asilo en 12 segundos de oscuridad, los cuales estuvieron llenos de Silencio.